Que me querías decir con ese
par de ojos negros como
la noche, que tristes los
noté en tu semblante...
No es una quimera pasajera,
que entre mis brazos quisiera tenerte,
besarte, acunarte y protegerte
para toda la vida...
No dudes pequeña mía,
que aunque lejos de ti me halle,
no sentirás soledad, porque al mirar al cielo,
haz de encontrarme...
Juro ¡hermosa morena!
que he de llevarte de mi mano,
y siempre como tu mejor amigo,
estar para ayudarte...
Nunca vaciles, nunca juegues
al entregar tu cariño,
que como un niño de corazón puro
han de corresponderte...
Sea pues ¡hija mía!, vuela libremente
que aquí estoy para protegerte,
y con la bendición de nuestro
Gran señor, he de guiarte.
Autor desconocido
Colaboración de Sahily Becerril Orozco
México
México
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