"¿Cómo pueden negarle un aborto a una niña de doce años que ha sido víctima del incesto?" se queja un indignado partidario del aborto.
"Y como puede llamarse a usted misma una amante cristiana si puede forzar a la víctima de una violación violenta a dar a luz al hijo del violador?"
Cada partidario pro-vida ha escuchado estos mismos desafíos de una forma u otra. Estas son preguntas emocionalmente cargadas, diseñadas para probar:
1) que los partidarios pro-vida son insensibles "amantes de fetos",
2) con una ética inconsistente, permitir el aborto para algunas circunstancias, pero no en otras.
Desafortunadamente, muchas personas pro-vida tienen dificultad en responder a estos desafíos porque el asunto de los embarazos por asaltos sexuales es algo ampliamente incomprendido. Típicamente, ambos lados del debate aceptan la presunción de que las mujeres con embarazos debidos a asaltos sexuales querrían un aborto y que el aborto de alguna forma las ayudaría a recobrarse del asalto. Así, las personas pro-vida se quedan en la posición incómoda de que la santidad de la vida es más importante que las necesidades de las víctimas de asaltos sexuales con quienes todos simpatizamos con toda justicia.
Pero de hecho, el bienestar de la madre y del niño nunca están en conflicto, ni siquiera en casos de asaltos sexuales. Tanto la madre como el niño son ayudados al preservar la vida, al no perpetuar la violencia. La razón por la que la mayor parte de la gente alcanza la conclusión equivocada acerca del aborto en casos de violación e incesto es que las verdaderas experiencias de las víctimas de asalto sexual que se han embarazado, son dejadas de lado siempre. Muchas personas, incluyendo las víctimas de asalto sexual que no se embarazaron, han formado opiniones basadas en prejuicios y temores que están desconectadas de la realidad.
Por ejemplo; se asume comúnmente que las víctimas de violación que se embarazan querrían naturalmente tener abortos. Pero en un estudio importante de víctimas embarazadas de violaciones hecho por la Dra. Sandra Mahkorn se encontró que 75 a 85 por ciento escogieron contra el aborto.(1) Esta evidencia debería hacer que la gente se detenga y reflexione en la presunción de que el aborto es deseado o incluso que es lo mejor para las víctimas del asalto sexual.
Muchas razones se dan para no abortar. Primero, aproximadamente el 70 por ciento de todas las mujeres creen que el aborto es inmoral. Aproximadamente el mismo porcentaje cree que el aborto sería otro acto de violencia perpetrado contra sus cuerpos y sus hijos.
Segundo, algunas creen que la vida de sus niños tiene un significado intrínseco o un propósito que ellas aún no entienden. Este niño fue traído a sus vidas por un acto horrible, repulsivo. Pero tal vez Dios, o el destino, usará a los niños para un propósito más grande. El bien puede venir de un mal.
Tercero, las víctimas de un asalto muchas veces se vuelven introspectivas. Su sentido del valor de la vida y el respeto a otros se hace mayor. Ellas han sido victimizadas, y la idea de que se pueden volver el verdugo de su propio e inocente hijo a través del aborto es repulsivo.
En cuarto lugar, al menos a un nivel inconsciente, la víctima puede sentir que si ella puede superar el embarazo, ella habrá conquistado la violación. Al dar a luz, ella reclamará algo de su autoestima perdida. Dar a luz, especialmente cuando la concepción no fue deseada, es un acto totalmente desinteresado, un acto generoso, un despliegue de coraje, fuerza y honor. Es la prueba de que ella es mejor que el violador. Mientras él fue egoísta, ella puede ser generosa. Mientras él destruyó, ella puede dar cuidados. Si dar a luz construye el auto respecto, ¿qué hay acerca del aborto? Esta es una cuestión que muchas personas no consideran. En vez de eso, la mayoría de la gente asume que un aborto al menos ayudará a la víctima de violación a poner atrás el asalto y continuar con su vida. Pero al saltar a esta conclusión el público está adoptando un punto de vista no realista respecto al aborto.
El aborto no es una cirugía mágica que regresa el tiempo y hace que una mujer se "desembarace". En vez de eso, es un evento real que siempre es estresante y muchas veces traumático. Una vez aceptado que el aborto es en si mismo un evento con ramificaciones en la vida de una mujer, entonces debemos mirar cuidadosamente a las especiales circunstancias de una víctima de violación embarazada. ¿Podrá un aborto en verdad consolarla, o solo causará más dolor a su ya golpeada psiquis?
Al contestar a esta pregunta, es de ayuda, el empezar por notar que muchas mujeres reportan que sus abortos se sintieron como formas degradantes y brutales de violación médica. (2) Esta asociación entre el aborto y la violación no es difícil de entender.
El aborto involucra un examen doloroso de los órganos sexuales de una mujer por un extraño enmascarado que está invadiendo su cuerpo. Una vez que ella se encuentra en la tabla de operaciones, ella pierde el control sobre su cuerpo. Si ella protesta y pide a aborcionista que pare, probablemente se la ignorará y se le dirá "Es demasiado tarde para que cambie de opinión. Esto es lo que quería. Tenemos que terminar ahora." Y mientras ella yace ahí tensa y desvalida, la vida escondida dentro de ella es literalmente succionada fuera de su útero. La diferencia? En un asalto sexual, a una mujer le roban su pureza, en esta violación médica a ella le roban su maternidad.
Esta asociación experimental entre el aborto y el asalto sexual es muy fuerte para muchas mujeres. Es especialmente fuerte para mujeres que han tenido una historia previa de asalto sexual, esté o no la mujer embarazada como resultado del asalto (3). Esta es solo una razón de porque las mujeres con una historia de asalto sexual son proclives a experimentar una mayor angustia durante y después del aborto que otras mujeres.
Segundo, investigaciones muestran que después de cualquier aborto es común para las mujeres el experimentar culpabilidad, depresión, sensaciones de estar "sucia", resentimiento contra los hombres y baja autoestima. Lo que es más significativo es que esas sensaciones son idénticas a las que las mujeres sienten típicamente luego de una violación. El aborto, entonces, solo se suma y acentúa las sensaciones traumáticas asociadas con el asalto sexual. Más que eliminar las cargas psicológicas de la víctima de asalto sexual, el aborto se suma a ellas.
Esta es la experiencia de Jackie Bakker, quien reporta: "Descubrí muy pronto que las consecuencias de mi aborto continuaron mucho después que el recuerdo de mi violación se había desvanecido. Me sentí vacia y horrible. Nadie me dijo acerca del dolor interno que causaría pesadillas y profundas depresiones. Ellos solo me dijeron que después del aborto podría continuar mi vida como si nada hubiera pasado."
Los que alientan el aborto muchas veces lo hacen porque se sienten incómodos en tener que tratar con víctimas de la violación, o tal vez por prejuicios contra las víctimas a quienes ven como "culpables por dejar que les sucediera." El deshacerse del embarazo es una forma de esconder el problema. Es el camino "rápido y sencillo" de evitar el tener que enfrentar las verdaderas necesidades emocionales, sociales y financieras de la mujer.
De acuerdo a Kathleen DeZeeuw, "He sobrevivido la violación y también he criado a un hijo "concebido en una violación", me siento personalmente asaltada e insultada cada vez que escucho que el aborto debería ser legal en el caso de violación e incesto. Siento que somos usadas por los pro-aborcionistas para promover el aborto, incluso a pesar de que no nos han pedido que demos nuestra opinión.
El caso contra el aborto de embarazos por incesto es aún más fuerte.
Los estudios muestran que las víctimas de incesto raramente acceden en forma voluntaria a un aborto (4). En vez de ver el embarazo como indeseado, es más común que la víctima de incesto vea el embarazo como una forma de parar la relación incestuosa porque el nacimiento de su hijo expondrá a la luz la actividad sexual. Es más probable que ella también vea el embarazo como una esperanza de tener un hijo con quién establecerá una verdadera relación afectiva, una muy diferente de la relación de explotación en la cual se encontraba atrapada.
Pero mientras las víctimas de incesto pueden atesorar su embarazo porque ofrece una esperanza de liberación, y la esperanza de encontrar amor, su embarazo es una amenaza para el abusador. También es una amenaza para el secreto patológico que puede incluir a otros miembros de la familia quienes están asustados de reconocer que el abuso está ocurriendo. Ya que esta es una amenaza doble, las víctimas pueden ser obligadas a un aborto no deseado tanto por parte del abusador como de otros miembros de la familia.
Por ejemplo, Edith Young, una víctima de incesto de 12 años de edad se embarazó de su padrastro, y escribe veinticinco años después del aborto de su hijo: "Al pasar de los años he estado deprimida, suicida, furiosa, ultrajada, sola, y he tenido un sentimiento de pérdida... El aborto que iba a ser por "mi mejor interés" no lo fue. Tanto como puedo expresar, solo salvó sus reputaciones, resolvió sus problemas, y permitió que sus vidas continuaran alegremente... Mi hija, como extraño a mi hija. La extraño sin importar la razón de su concepción."
Los proveedores del aborto, quienes ignoran esta evidencia, y se no se molestan en entrevistar a menores que se presentan para abortos por signos de coerción o incesto, están en realidad contribuyendo al abuso de jóvenes niñas. No solo le están robando a la víctima su hijo, están escondiendo el crimen, incitando al perpetrador, y devolviendo la víctima al abusador de forma que la explotación continúe.
Finalmente, debemos reconocer que los niños concebidos a través del asalto sexual también tienen una voz que merece ser escuchada. Julie Makimaa, concebida en un acto de violación, trabaja diligentemente contra la percepción de que el aborto es aceptable o incluso necesario en casos de asalto sexual. Mientras que es compasiva al sufrimiento que su madre en las manos de su atacante, Julie también está muy orgullosa de su valor y generosidad.
Respecto a su propia percepción de su origen, Julie proclama: "No me importa como empecé. Lo que importa es en lo que me he convertido."
Ese es un eslogan con el cual todos podemos vivir.
D. Reardon.
Referencias
1. Mahkorn, "Pregnancy and Sexual Assault," The Psychological Aspects of Abortion, eds. Mall & Watts, (Washington, D.C., University Publications of America, 1979) 55-69.
2. Francke, The Ambivalence of Abortion (New York: Random House, 1978) 84-95, 167.; Reardon, Aborted Women - Silent No More (Chicago: Loyola University Press, 1987), 51, 126.
3. Zakus, "Adolescent Abortion Option," Social Work in Health Care, 12(4):87 (1987).
4. Maloof, "The Consequences of Incest: Giving and Taking Life" The Psychological Aspects of Abortion (eds. Mall & Watts, Washington, D.C., University Publications of America, 1979) 84-85.
Publicada originalmente en The Post-Abortion Review 2(1) Winter 1994.
Copyright 1994 Elliot Institute
Elliot Institute, PO Box 7348, Springfield, IL 62791-7348 Información adicional puede encontrarse en http://www.afterabortion.org/.
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